Objeto de réplica. La Colección VII |
Desde el 20 de septiembre de 2007 hasta el 31 de agosto de 2008-Sala Sur |
Parece que nos seduce, especialmente, congelar y ver congelado el tiempo, fijarlo y con él a quienes en él habitamos. Da la impresión que en la amalgama de sucesos en movimiento que nos abruman impidiéndonos ver con claridad las cosas, sentir la quietud, el instante parado, el gesto fijado, nos da el respiro necesario para intentar entendernos; para sacar al menos alguna conclusión, en fin, para imaginarnos que tenemos el tiempo suficiente como para ver el mundo tan a cámara lenta que nos parece que se encuentra quieto, como en estas fotografías. Por eso, esta exposición realiza un zoom vital con el ser humano como protagonista y clave de todas nuestras preguntas. Desde los primeros planos de los rostros, lugar donde según Walter Benjamin aún se puede encontrar el último rastro del aura, de la experiencia del artista, coleccionada como objeto fetiche único y que el desarrollo de la técnica ha diluido a base de reproducirlo de multiplicarlo, pasando por un movimiento de alejamiento paulatino del ser humano, de sus acciones y de sus huellas hasta, en un círculo perfectamente vicioso, llegar a las auras eléctricas y misteriosas de la cámara Kirliam.
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