martes, 6 de octubre de 2009

Pilar Pequeño

Del 15 de Octubre al 15 de Noviembre de 2009

©®Pilar Pequeño

Pilar Pequeño parte de la observación directa de la cosas, de la naturaleza, pero después de esa mirada directa comienza un proceso que es el que separa su trabajo de cualquier hallazgo fortuito, el que le da categoría artística en el sentido de que no es casual, de que nada es casual.

Ninguna de estas imágenes se ha producido al azar, detrás de esa aparente humildad y sencillez descubriremos paulatinamente una estrategia de la mirada y un método técnico, una forma de hacer que se depura según el desarrollo de cada serie va avanzando.

©®Pilar Pequeño


Al principio es la mirada, la experiencia vital que lleva a la artista a un lugar, a elegir un punto concreto. Después viene todo un proceso que le va llevando a la abstracción como una meta de llegada que roza visualmente, a veces de forma evidente, pero al que se acerca conceptualmente
de forma sensible. Según la artista se va sintiendo más cómoda con el motivo elegido se va adentrando en sus características, va centrando su foco de atención en aspectos cada vez más interiores, más mínimos, profundizando en aspectos insignificantes, hasta que el motivo, sea un paisaje o una flor o una hojas, va desdibujando sus límites y contornos, descontextualizándose absolutamente no ya solo por el aislamiento de su entorno, sino por la pérdida de la escala y su falta de relación con otros elementos que la puedan situar en un lugar, en un mundo concreto y real. De esta forma algunas de sus fotografías, en las que refleja la más absoluta y pormenorizada realidad física de una flor, se nos presenta como una invención fotográfica, como una creación totalmente ajena a la obra de la naturaleza.

Invernaderos

©®Pilar Pequeño

La presencia permanente del agua se manifiesta de una forma diferente, extraña, en la serie de invernaderos. La abstracción es otro de los aspectos que destacan más fuertemente en esta serie. De hecho aquí aunque sabemos que el motivo es la naturaleza, un cierto tipo de paisaje, lo que acabamos viendo es una serie de manchas, nebulosas remarcadas por puntos muy claros, una pintura en blanco y negro que nos remite a un mundo onírico, extraño y muy personal.

La elección del blanco y negro es en si misma la elección de la abstracción. Aunque los temas reproducidos sean siempre reales, entresacados de la realidad física que nos rodea, el hecho de eliminar el color natural supone ya desde el principio una declaración de principios muy clara: no estamos viendo una planta, sino la reconstrucción subjetiva de esa planta.

Plantas

©®Pilar Pequeño

La serie más abundante de trabajos es el que dedica a las diferentes formas de plantas y de flores, a sus diferentes partes, en diferentes entornos.

Unas veces serán fotografiadas desnudas, con sus simples y característicos atributos, en otras ocasiones se les colocará sobre manteles, con fondos de papeles de dibujo, mojados, tratados de alguna manera, e incluso en pequeños jarrones, platos, vasos y, en muchas otras ocasiones se fotografiaran inmersas en recipientes con agua. Sumergidas en recipientes de cristal, las plantas, las flores adquieren matices diferentes, y su respiración queda patente en las pequeñas burbujas de oxigeno que se forman contra el cristal, sus tejidos se dilatan, una suerte de pelo, polvo dorado, se aplasta contra las paredes transparentes.

Pilar Pequeño rescata en sus imágenes un mundo de maravilla, un mundo sencillo como las cosas más importantes, como esas cosas que no tienen nombre ni palabras para definirlas completamente. Es un mundo de agua, de luz y de pequeñas flores, un mundo que no existe fuera de su especial laboratorio de imágenes. Porque, aunque la apariencia de todas estas fotografías
nos lleve a la conclusión de un idílico paseo, un viaje hacia la naturaleza, detrás de esta apariencia bucólica cercana a la literatura de Henry David Thoreau se esta realizando una transformación sutil y a la vez radical. Pequeño transforma y cambia todo lo que ve, todo lo que toca en otra cosa diferente. Eso es la fotografía, una especie de alquimia que todo lo que toca lo transforma en memoria, en experiencia contada, en un producto inequívocamente cultural. Una obra del hombre, en contra o a favor de la naturaleza, pero inevitablemente un trabajo intelectual en el
que la sensibilidad, la técnica y la experiencia matiza los resultados haciéndolos personales, caracterizándolos como obra personal. Esa es la verdadera travesía de la creación, la transformación de lo visto, de lo vivido, de lo personal, en algo contado, transferido, universal.

CENTRO CULTURAL ANABEL SEGURA
Avenida de Bruselas, 19
28108. Alcobendas (Madrid)

CHARLA-COLOQUIO CON LA AUTORA
Miércoles 28 de Octubre a las 19:30 h.
Centro Cultural Anabel Segura.
(Entrada libre hasta completar aforo)

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