martes, 5 de agosto de 2008

Bert Stern

Pocas semanas antes de su controvertida muerte, Marilyn Monroe protagonizó una legendaria sesión de retratos para el fotógrafo Bert Stern que tuvo lugar entre los días 24 y 26 de junio de 1962 en una suite del Hotel Bel-Air de Los Angeles. Aquella colección de más de 2500 imágenes, no en vano conocida como “The last sitting” (”La última sesión”), se convirtió de forma automática en el legado más preciado por los fans de la actriz y, por extensión, por los coleccionistas de todo el mundo. Aunque la estrella de “Los caballeros las prefieren rubias”, “La tentación vive arriba” y “Con faldas y a lo loco” posaba elegantemente vestida en muchas de aquellas fotos, fueron aquellas otras que mostraban su cuerpo desnudo envuelto entre sugerentes tules, collares y sábanas, cómo no, las que alcanzaron una mayor popularidad.

Stern, de casi 80 años de edad y a quien, por lo que parece, Dios no debe de haberle conservado ni la vista ni el buen gusto, ha querido reproducir aquella misma sesión 46 años después para la revista New York Magazine. El problema es que, a falta de una nueva bomba rubia con la que cautivarnos, el buen hombre ha tenido que conformarse con la petarda de Lindsay Lohan (“Sé quién me mató”, “El último show”, “Bobby”, “Devuélveme mi suerte”, “Herbie: A tope”). Y como ustedes mismos podrán comprobar gracias a Just Jared, hay veces en que las comparaciones son más odiosas que otras, y ésta es una de ellas.

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