Hace ya tiempo que Jaume de Laiguana decidió ser un fotógrafo distinto. Después de transitar muchos años por el mundo de la imagen como confiesa él mismo “el exceso de la estética te hace recapacitar. Te das cuenta de que la foto debe estar al servicio de la sociedad en la que estás inmerso. Es una obligación moral, casi”.
Jaume de Laiguana no es un fotógrafo al uso. Dicen, quienes le conocen, que su compromiso con el trabajo es tal que no sabría definir su propio oficio. Jaume de Laiguana (Barcelona, 1966) es realizador, diseñador gráfico, director de arte, ilustrador, zoógrafo, “agitador” añaden algunos. Sus trabajos han sido elogiados desde hace años por profesionales de distintas disciplinas. Ha confiado en él para la presentación de sus álbumes cantantes como Shakira, Alejandro Sanz, o David Bisbal y ha realizado spots para Antonio Banderas y Joaquín Cortés entre otros.
Su empatía a la hora de elaborar sus singulares montajes, su particular visión, consigue que todo aquel que se ponga frente a su cámara, confíe en él. Un ejemplo fue el Calendario 3/2002 convertido ya en una referencia en la defensa del medio ambiente. Otro, el reportaje que preparó para el Magazine de La Vanguardia, “Dos mundos”, donde cinco de las principales top models españolas, confiadísimas, en sus manos encomendaron su espíritu. En él y en ese equipo devoto que le sigue. Ninguna otra portada supo cambiar como ésta los estereotipos navideños. Escribí entonces y mantengo ahora que creo que a Jaume no le interesa la moda, le interesan las historias. Su propuesta era atrevida. Pero confiaba en la simplicidad y la inteligencia de su público.
“Después de tantos años en esto de la moda –nos confesaba- llega un momento en que te agobias. Hay que dotar a la moda de componente social”. “Jaume es un amor –explicaba Martina Klein. No es nada divo y resulta muy fácil quererle. Concreta todos tus sueños”. También tenía razón Verónica Blume, cuando comentó que Jaume creaba magia a su alrededor y añadió que “su mundo interior es inacabable y él tan generoso que te hace partícipe de él. Es pura vocación transgresora”.
Jaume fundó Laiguana junto a su hermano en 1990. Años después cuando éste falleció, siguió adelante, firmando ya como Jaume de Laiguana, “un homenaje a la gente de mi equipo que trabaja conmigo, una familia”. Su obsesión es mostrar la cara distinta de las cosas, “la menos habitual, la que a veces se nos escapa”. Se ha ganado con su labor el reconocimiento nacional e internacional. ¿El secreto? Verónica Blume lo concretó así: “se nota que trabaja desde el entusiasmo, no desde la obligación”.
EFTI Escuela de Fotografía. Centro de imagen.
C/ Fuenterrabía 4 y 6 Madrid (España)
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