lunes, 13 de octubre de 2008

La fuerza del mar

Hasta el 19 de Octubre.



El pasado 9 de septiembre se inauguró en el Untzi Museoa-Museo Naval la exposición Itsasoaren indarra. La fuerza del mar, organizada por la Asociación de Informadores Gráficos del País Vasco EIGE y Untzi Museoa. Hasta el 19 de octubre, podremos ver 50 fotografías relacionadas con las olas, tormentas y temporales en la costa vasca.

Olas rompiendo contra el Náutico Participan 20 fotógrafos de diferentes medios de comunicación como Agencia France Press, Soud Ouest, El Diario Vasco, Efe, Argazki Press, As, Noticias de Gipuzkoa, Reuters, Nabarra y El Correo, entre otros. Además, la exposición recoge algunas imágenes históricas de Galarza, Koch, Marín, Manipel, etc.

En el texto de presentación de la exposición, el codirector de Untzi Museoa José María Unsain Azpiroz habla de la fuerza del mar, del terror y fascinación que genera, y de la fotografía que refleja esta fuerza incontrolable:

La contemplación del mar tempestuoso, fuerza airada e incontrolable de la naturaleza, suscita en los seres humanos atávicos sentimientos de pavor e indefensión. El estremecimiento producido por las tempestades y los naufragios estaba ya presente en los textos de Homero y los clásicos romanos. Si el Mediterráneo podía resultar temible, qué no decir del Atlántico, mar tenebroso por antonomasia. En la mirada medieval, el gran Océano era visto como lugar amenazante poblado de seres monstruosos dispuestos a engullir barcos y hombres. A finales del siglo XVIII el historiador donostiarra Joaquín Antonio del Camino aludía a la furia del Cantábrico señalando que “en tiempos procelosos le hacen terrible, aun a los ojos que de lejos le miran”. Ante la desmesura de las fauces marinas la literatura y las artes visuales dan testimonio, a lo largo de los siglos, de un mismo binomio emocional: temor y fascinación.

A mediados del siglo XIX algunos fotógrafos como el francés Gustave Le Gray trataron de capturar con sus cámaras la energía de las olas y la inquietante agitación de las aguas marinas. En el País Vasco hay que esperar a las primeras décadas del siglo XX para encontrar imágenes fotográficas sobre estos temas. Biarritz y San Sebastián serán los enclaves predilectos para desarrollar este ejercicio técnico-creativo.

Olas En San Sebastián el desarrollo del ensanche oriental con la construcción del Paseo de Salamanca, primero, y el Paseo Nuevo, después, abrieron la ciudad al mar. Donostia pasó a contar así con un espléndido mirador oceánico que en días de temporal y mareas vivas ofrece un grandioso espectáculo –el mayor espectáculo del mundo, con permiso de Cecil B. de Mille– que pone en escena periódicamente el antiguo mito de la ciudad fagocitada por el mar. En ocasiones, cuando el Cantábrico relaja su más fiero semblante sin perder su encrespamiento, el paseante puede permitirse la emoción del juego con las olas arriesgándose a recibir su líquido abrazo.

En versión lúdica o ciclópea el oleaje del paseo marítimo donostiarra formó parte del repertorio clásico de las postales turísticas desde comienzos del siglo XX. Fotógrafos como Gregorio González Galarza, Pascual Marín o Sigfrido Koch Bengoechea realizaron bellos trabajos sobre el tema en la primera mitad de esa centuria. En la actualidad son muchos los fotógrafos –profesionales y aficionados– que en distintos puntos de nuestro litoral observan fascinados, tras su cámara, la evolución de los temporales y el estallido de las olas. Muestra elocuente de la alta cota técnica y estética alcanzada en esta práctica es la presente exposición, organizada por la Asociación de Informadores Gráficos del País Vasco.

www.gipuzkoakultura.net/ondarea/es/2008/09/la_fuerza_del_mar.php


Museo Naval, Kaiko pasealekua, 24 - Donostia - Gipuzkoa, Pais Vasco

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