lunes, 16 de noviembre de 2009

Fernando Manso


MADRID, REGIÓN INÉDITA, LA MIRADA MÁS SENSIBLE Y PURA


Del 16 al 30 de noviembre

©®Fernando Manso

La Comunidad de Madrid con una extensión de poco más de ocho mil kilómetros cuadrados ocupa una posición privilegiada en el contexto del territorio Nacional, posee una de las economías más importantes del país, alberga la capital del Estado y además cuenta con un rico patrimonio artístico y natural.

La exposición Madrid, región inédita demuestra, a través de la mirada de Fernando Manso, la inagotable belleza y riqueza de la Comunidad de Madrid. El placer que experimentamos al contemplar sus imágenes, genera de forma inmediata una descongestión en nuestra mirada. Hay en cada fotografía una intención en forzar que se hagan -de inmediato- reconocibles, todas ellas tienen un sello personal rebosante de suave estética y nos acercan a su estilo íntimo, bello e impecable.

La luz, el cielo, la niebla, en definitiva la atmosfera que impregna cada imagen nos transporta a nuevas sensaciones de nuestro entorno más cercano. Esta exposición descubre una anónima visión donde nada se ha olvidado, la naturaleza, la montaña, las calles emblemáticas, los Museos, los municipios históricos, el nuevo perfil de la capital, lugares pintorescos, todo está presente a través de la deleitable contemplación de Fernando Manso.

La superficie inédita -en ocasiones- de la Comunidad de Madrid está representada en esta muestra por lugares y paisajes tan simbólicos como La Puerta de Alcalá, la Gran Vía, la Cibeles, el Templo de Debod, el Río Manzanares, el estanque del Retito, el viaducto de Gargantilla de los Montes, La Catedral de la Magistral de Alcalá de Henares, , el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, el Puerto de la Fuenfría, Chinchón o Buitrago de Lozoya.

La refinada sensibilidad de Fernando Manso, su metodología rigurosa de trabajo y su espíritu inquietante le han permitido crear imágenes contundentes de la Comunidad de Madrid donde consigue realzar, de forma continua, las huellas del paso del tiempo. Las nuevas tecnologías no han influido para nada en este extraordinario fotógrafo que ha sido capaz de trabajar en el final de la primera década del siglo XXI con las cámaras más tradicionales y clásicas del pasado siglo. Sus fotografías, tanto las creadas en el más rudo invierno como las realizadas ante el fuego de los agostos madrileños, poseen la misma unidad de estilo, el mismo rigor técnico y los mismos valores formales y conceptuales.

La continuidad y claridad en una línea de trabajo estable, frente a las incertidumbres creadas actualmente en el arte contemporáneo, es necesaria para poder disfrutar de una exposición transparente y generosa como Madrid, región inédita.

José María Díaz-Maroto
Comisario

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