La colección Laurence Miller reúne algunas de las piezas más representativas de la fotografía internacional, con un enfoque particular en la fotografía norteamericana. Artistas como Aaron Siskind, Ray Metzker, Helen Levitt, Lee Friedlander y Harry Callahan, entre otros, forman parte no solamente de la colección privada de este coleccionista, sino también de su propia biografía: Miller tuvo, y tiene todavía, la suerte de haber establecido con todos ellos una intensa y fructífera relación personal. Por este motivo, él mismo define su colección como una “autobiografía no autorizada”. Su interés por coleccionar la obra deartistas poco conocidos en su momento, guiándose únicamente por su gusto y su intuición, le han permitido atesorar, después de más de 30 años, una colección original con piezas que ahora son grandes clásicos de la imagen.
La Fundació Foto Colectania, en co-producción con la Fundació Banc Sabadell y el Centro Andaluz de la Fotografía, mostrará alrededor de 70 imágenes de la colección de Laurence Miller, un repaso por la historia de la fotografía desde los inicios del siglo XX hasta hoy. La exposición, que
lleva por título “Ojos privados. Colección Laurence Miller”, podrá verse del 2 de octubre de 2008 al 10 de enero de 2009.
“Los años 70 fueron estupendos para la fotografía (…). Las fotografías las realizaban profesionales que estaban orgullosos de serlo, los conservadores eran especialistas en historia de la fotografía y tenían conocimientos suficientes sobre arte en general, y los escasos coleccionistas estaban maravillados con este medio mágico que parecía tan fresco y joven”. Así cuenta Miller cómo empezó a coleccionar fotografía: lo hizo porque era un medio nuevo, con muchas posibilidades, totalmente abierto a la creación y asequible económicamente. No era, sin embargo, algo exento de riesgo: apostar por un artista desconocido fue, y sigue siendo, toda una declaración de intenciones para este coleccionista y galerista neoyorkino, cuya colección está enteramente dedicada a este medio.
Ojos privados. Colección Laurence Miller reúne algunas de las mejores instantáneas de esta colección, todas ellas representativas de su manera de coleccionar, basada en su intuición a la hora de elegir no sólo las fotografías en sí, sino también a sus autores. En efecto, Miller colecciona siguiendo su gusto estético, pero también siguiendo la obra de determinados fotógrafos, a quienes admira: Ray K. Metzker, Harry Callahan, Lee Friedlander, Michael Spano, Diane Arbus, Duane Michals, Weegee y Peter Keetman son algunos de los artistas presentes en su colección a través de obras que muestran todas las caras de la fotografía norteamericana: los retratos de la gente de la América profunda, los cambios sociales, los paisajes, pero también las imágenes abstractas y de propaganda, los collages, la fotografía en secuencias de principios del siglo XX. El título de la exposición hace referencia a la mirada de un determinado tipo de fotógrafo que Miller describe como “un artista dedicado a la búsqueda constante del significado y el placer, que dedica la mayor parte del día a trabajar en privado y a quien no le importa (ni necesita) la fama, el reconocimiento o las recompensas económicas”.
Fotografías enérgicas
Laurence Miller empezó su contacto con la fotografía a través de la galería Light de Nueva York, a la que se incorporó en 1974; allí exponían la mayoría de artistas con quienes Miller estableció pronto una relación cordial y cercana: Callahan, Siskind, Thomas Barrow… Sin embargo, su gusto cambió cuando decidió dejar esta galería y abrir la suya propia: a partir de este momento decidió apostar por artistas cuya obra estaba por entonces poco conocida, hecho que a él le permitía elegir las mejores imágenes. La idea que predominaba a la hora de elegir era siempre la misma: la energía. “Quiero la misma energía que se puede apreciar en un excelente lienzo de Bonnard, Severini o De Kooning, o incluso de Picasso o de Matisse, y la energía intelectual de un Sol LeWitt. Metzker la tiene, Callahan a veces y Peter Keetman también; Michael Spano y Lee Friedlander también la tienen”, afirma. Precisamente de Lee Friedlander es una de las imágenes más representativas de la exposición: la fotografía Galax, Virginia, de 1962, muestra la habitación de un motel en la que destaca una televisión encendida. Friedlander, conocido sobre todo por sus
instantáneas urbanas en blanco y negro, que realizan a modo de documental una radiografía de la América de los años 60 y 70, es uno de los fotógrafos más admirados por Miller, y esta fotografía es una de sus favoritas. Otra de sus fotografías preferidas corresponde a Brassaï: se trata de Monastic Brothel, una imagen de los años 30 del siglo pasado que muestra el interior de un burdel parisino dominada por la luz de cuatro bombillas, la geometría del suelo y los arcos de la pared: define lo que Miller admira en una fotografía, la “combinación exagerada de formas abstractas” y es, según él, una de las imágenes más enérgicas de su colección. Las imágenes seleccionadas para esta exposición son, en la mayoría de los casos, clásicos en blanco y negro de la fotografía. Por ejemplo, la fotografía de Helen Levitt New York City (Kids with masks), una imagen de 1939 que representa tres niños en una escalera con máscaras de cartón: Levitt se sintió muy atraída por los niños, por los retratos de gente anónima en las calles de Nueva York, y ésta es una de sus imágenes más representativas. Sin embargo, también hay otras fotografías que estallan de color, como en los retratos de gente anónima de la calle de Bruce Wrighton.
En la colección de Miller también hay muchas otras instantáneas que son plasmaciones de su propia vida, sus recuerdos y sus viajes. En este sentido, destacan un autorretrato de Shoji Ueda (Me and my cat, 1948) y algunas instantáneas de Joan Colom. A pesar de la disparidad de temas y géneros, las imágenes que forman parte de la colección de Miller tienen un denominador común: están elegidas para que encajen unas con otras pero que, al mismo tiempo, sean diferentes y siempre tengan valor pictórico. Y, además, que no les falte el sentido del humor, algo muy presente en las imágenes de Gary Brotmeyer (Man in a nose suit, 2000) y Eadward Muybridge, cuya imagen de una gallina alcanzada por un torpedo es uno de los primeros ejemplos de secuencia fotográfica (Animal Locomotion: Chicken and torpedo, 1887).
Fundació Foto Colectania
Julián Romea, 6 D2
08017 Barcelona
www.colectania.es
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